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diegobarahona

Quemando las Naves

He estado, desde 1973, fuera de Chile, los primeros años, junto a mi compañera y mis hijos, vivimos en México sin abrir las maletas esperando que el regreso a nuestro terruño iba a acontecer en los próximos meses. Los años pasaron y finalmente volví a mi tierra lleno de esperanza y me encontré que esta ya no existía. Vi al chileno medio con todos sus defectos, racistas mirando en menos a los rotos que ganaban menos que el, tratando de parecer simpático al pije que ganaba mas que el, el cual a su vez lo desprecia por su condición de roteque arribista y  despreciando el idioma, ahora llena de palabras gringas que ni siquiera saben pronunciar, preocupados del auto nuevo o del celular o del ultimo vestido, hablando del  “colaless” que andaban usando debajo del vestido y preocupados de que se pensaba en el extranjero acerca de ellos, del ombligo del mundo, y la verdad es que lo único que hace noticia afuera tiene que ver con Pinochet y sus juicios.

 

Me detuve durante 15 minutos en La Alameda y Ahumada para ver pasar la gente y apreciar otro de los mitos imperantes, somos un pueblo mestizo y no blanco como quieren hacernos creer la derecha. Camine por los paseos y calles del centro y me encontré con escritos racistas en contra de algunos hermanos latinoamericanos, panfletos por lo que sentí y aun siento una vergüenza terrible. Pensé e el racismo oculto dentro de la sociedad, estimulados por aquellos que se creen superiores a aquellos provenientes de países del altiplano. Finalmente pude apreciar lo intolerables, racistas, clasistas e individualistas en que nos hemos convertido como consecuencia del gobierno de la dictadura y de la concertación

 

Volví a mi país de residencia con la convicción de haber estado viviendo durante 30 años en una burbuja, con una realidad inexistente y borracho de un recuerdo que era solo eso, un recuerdo perdido en los años del exilio, dispuesto a vaciar mis maletas en los roperos y volver del mundo de los sueños para comenzar a vivir el resto de mi vida. Tome mis viejas maletas  les prendí fuego pensando en un viejo programa de la televisión mexicana llamado ‘Aquí nos toco vivir”.

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